lunes, agosto 13, 2007

Mi experiencia con la Iguana

Era un mercader de píldoras perfeccionadas que aplacan la sed. Se toma una por semana y no se siente más la necesidad de beber.

-¿Por qué vendes eso? -dijo el principito.

-Es una gran economía de tiempo -dijo el mercader -Los expertos han hecho cálculos. Se ahorran cincuenta y tres minutos por semana.

-Y, ¿qué se hace con esos cincuenta y tres minutos?

-Se hace lo que se quiere...

"Yo, se dijo el principito, si tuviera cincuenta y tres minutos para gastar, caminaría muy suavemente hacia una fuente..."



Eso es lo que aprendí con la iguana... Eso es lo que Juan me enseñó. Si el encuentro no hubiese acontecido, aún estaría tomando pastillas de mágicas promesas, sin disfrutar del paisaje en el camino hacia la fuente.

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